lunes, 6 de agosto de 2012
Duerme, ella duerme
Solo la gana de despertarla me desconcierta, y me quiero reír, si
hay que reír porque esta cuidad de mierda no va a cambiar; las montañas
Serán cada vez más altas, más inalcanzables y nos cubrirá el cielo el humo
De nuestras voces, bajo la lluvia, los murmullos, los cabellos empapados,
La gente mojada, todo esto apagándose entre la oscuridad, hasta quedar
Sin nada, solo una ausencia terrible como cicatriz invisible sobre el cuerpo,
Ya me canso. Ella se queda dormida sobre mi almohada y le miro los ojos
Ligeramente cerrados, el alma que se le adormece, que se le rinde adentro
Como si de pronto fuera a morir de sueño, a morir por siempre dejándome
Completamente solo: Una cucaracha en el rincón, ahora soy una cucaracha
Metida en el rincón. Al principio las cucarachas eran pequeñas, y escurridizas
Venían cada vez que iba a llover, pero ya se han quedado a vivir conmigo,
Ahora ellas me susurran cosas desde debajo de la cama, condenadas cucarachas...
Ella suspira un poco, parece que se va a voltear, yo solo quiero que despierte y que
Me mire con sus sonrisas idiotas que tanto me encantan. Yo que hago si se va.
Le acaricio la espalda, un dedo en el cauce de su espina dorsal, quisiera atravesarla...
Un vistazo a la ventana, afuera sobre una rama no hay nada, solo nubes, nubes....
La noche parece derrumbarse sobre el tejado, herida por un suspiro de los de ella,
Me cae encima para desplomarme sobre sus pechos recién nacidos. Le busco el corazón
Vamos niña, despierta. Una cucaracha le sale por la boca abierta.
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